Ensayo: Agronomía y comunicación
A medida que la ciencia ha avanzado hacia la universalidad se ha alejado del público en general, de su capacidad de comprensión. Se ha abstraído, ya no se percibe como algo real, sino como un cúmulo de conceptos inalcanzables. Las ciencias agropecuarias no han quedado ajenas a esta tendencia.
Su origen se produjo en los tiempos donde el hombre se hizo
sedentario y comenzaba a dedicarse al cultivo de plantas y a la crianza de sus
propios animales, lo que finalmente derivó en la actividad agropecuaria actual,
que ha sido estudiada y perfeccionada creando las denominadas ciencias
agropecuarias. Éstas, cada vez se han hecho más abstractas y sus elementos
concretos provenientes de la naturaleza, se han descompuesto en una serie de
términos y conceptos que ya no tienen nada que ver con la realidad.
Hoy, cualquier persona que camine por la calle, compre el
diario y se encuentre con una noticia de un nuevo progreso en Biotecnología
vegetal, entenderá las explicaciones de la noticia mientras se mantenga en el
reino de las cosas cotidianas, mientras se hable de hojas, raíz, tronco y
suelo. Pero dejará de entender cuando se pase al terreno de la transferencia de
genes o mejoramiento de características organolépticas.
Podría esperarse que el campesino o el pequeño agricultor
comprendiera de mejor manera la misma noticia, porque proviene de su medio, del
trabajo que realiza diariamente. Pero también deja de entender cuando las
explicaciones se llenan de conceptos creados por académicos y científicos para
entenderse entre ellos, dejando de lado al resto del mundo. Las investigaciones
y explicaciones de todos lo avances científicos agropecuarios, se convierten rápidamente
en una publicación científica. Siguiendo un esquema determinado el fin del
investigador es ser publicado en una revista especializada para ser reconocido
por sus pares, ir a un congreso y exponer con el mismo lenguaje e ideas sus
hallazgos y así conseguir el financiamiento tan anhelado para seguir con un
nuevo proyecto, manteniendo el círculo vicioso en donde la información y los
conocimientos apenas salen de los límites de la comunidad científica. Lo poco
que se transmite al público en general, incluyendo a los agricultores, no se
comprende en su totalidad y se concentra solamente en los resultados y
beneficios que produce aquella investigación científica, pero no se da a
entender el proceso para llegar a ella ni sus bases, entonces, finalmente falla
la comunicación, ya que según Marafioti[1],
no se logra “la acción de volver común aquello que social, política o
existencialmente no debe permanecer aislado”.
Los profesionales y científicos que hacen investigación
agropecuaria carecen de una formación en comunicación, ni siquiera tienen
nociones de ella. Por lo tanto, es muy difícil que logren comunicar desde el
mundo abstracto en que se mueven hacia el mundo concreto del público en general
y sobre todo de los agricultores. Cada día que pasa, la distancia entre las
ciencias agropecuarias y el mundo cotidiano se hace más grande y los
científicos lo saben. Debido a esto los profesionales de la comunicación han
sido fundamentales para mantener la interacción entre estas dos realidades.
Se practican cada vez más iniciativas para acercar el mundo
de las ciencias agropecuarias a la personas, a través de su participación
directa en actividades relacionadas con su quehacer como la utilización de
móviles interactivos, apoyo a las ferias científicas escolares y la tendencia
de los científicos ciudadanos, donde personas sin título profesional
relacionado al área, pero con muchas ganas y curiosidad aportan en los procesos
de investigación. Además, las instituciones y organizaciones que se dedican a
investigar en el sector agroalimentario como el Instituto de Investigaciones
Agropecuarias (INIA), han hecho uso del mundo digital para relacionarse con el
público y dar a conocer su labor. Mediante el uso de las redes sociales
comparten sus principales actividades y noticias más relevantes. Según Etcheverry
& Opazo[2]
“las redes sociales o medios digitales tienen ciertos rasgos esenciales que se
deben tener en cuenta para sobrevivir en el entorno digital, por ejemplo permite
la comunicación bidireccional y multidireccional entre las personas, como
también la desintermediación, las personas pueden conectarse directamente entre
sí”. Esto es una gran oportunidad para que organizaciones como INIA interactúe
directamente con las personas, pero a pesar de ello, el uso que se le da a
Twitter o a Facebook institucional es la de un depositorio de noticias en vez
de un espacio para dialogar.
Para llevar la información de las investigaciones en materia
agropecuaria a los pequeños agricultores es común que profesionales Ingenieros
agrónomos o Técnicos agrícolas hagan de transferencistas, trasladándose hacia
los lugares donde se encuentran las pequeñas explotaciones agrícolas, apoyándolas
con avances en materia agropecuaria, nuevas técnicas de cultivo y desarrollando
el trabajo cooperativo entre todos ellos, es decir, que profesionales científicos
sin ninguna formación en comunicación deben establecer un vínculo con
agricultores y además, promover la comunicación entre ellos para desarrollar
proyectos en conjunto. Según Verderber R. y Verderber K.[3],
iniciarán un “proceso de crear o compartir significados, ya sea en una
conversación informal, en una interacción grupal, o en un discurso público,
donde los participantes son los individuos que asumen, por turnos, el papel de
transmisores y de receptores durante una interacción”.
De acuerdo con lo anterior, los profesionales que van en
ayuda de los pequeños agricultores deben comunicarse con ellos pero sin saber
hacerlo, por lo cual, la labor de traspasar sus conocimientos y experiencias se
dificulta, como también enseñar a los agricultores a formar grupos de
aprendizaje. El aprender y crecer de forma colaborativa depende de una buena
comunicación, es decir, se busca una acción comunicativa, gracias a la cual,
según Habermas[4], “es
posible superar el conflicto, coordinar las acciones e integrar los distintos
sistemas de la sociedad”. “Acción comunicativa supone la validez de las
conexiones de sentido dentro de las cuales se intercambian informaciones”.
Por lo anterior, al ser científicos que llegan con cifras y
gráficos a explicar de forma abstracta algo concreto, no logran generar las
conexiones de sentido para transmitir la información que desean. Los ingenieros
se basan en lo cuantificable para expresar sus ideas y en la división de lo
real a través de conceptos aislados que luego deben volver a unir para
explicarlos, porque por sí solos carecen de sentido. Cuando un Ingeniero
agrónomo intenta informar a un pequeño agricultor o a un grupo de ellos sobre microelementos,
macroelementos, oligoelementos, rizosfera, bacterias, materia orgánica,
carbono, hambre de nitrógeno, poros y macroporos, ningún agricultor se daría
cuenta de que se está hablando de suelo.
Hoy en día se necesita más que nunca
que la comunicación sea reconocida como un recurso valioso y necesario para
acercar las ciencias agropecuarias a la sociedad en general y al que debería
ser su público principal, los agricultores y sobre todo la agricultura familiar
campesina. Para estos últimos se requiere que los profesionales que les hagan
llegar los conocimientos tengan formación en comunicación, por lo cual, debería
considerarse su implementación en las mallas curriculares de las universidades
que forman científicos, además de trabajar colaborativamente con profesionales
de aquella área al momento de transferir conocimientos.
Si bien, se han hecho notables
esfuerzos para hacer partícipe a la población en los procesos científicos, hay
canales de comunicación que no se están aprovechando adecuadamente, como lo son
las redes sociales. En ellas solo se describen hitos o se entregan links de
noticias, pero no se explica de forma didáctica la información en sí. Si se
aplicaran las nociones básicas de la comunicación de forma creativa, la difusión
de las ciencias agropecuarias sería mucho mayor y se acortarían las brechas
existentes hasta ahora.
Ensayo escrito por Ricardo Carrión
Administrador del blog
[1] Roberto Marafioti. 2005. Sentidos de la comunicación.
Editorial Biblos.
[2] Sergio Godoy Etcheverry y Eduardo Opazo Preller. 2015.
La empresa es el mensaje. Estrategia y comunicación. Ediciones El Mercurio.
[3] Rodolph Verderber y Kathleen Verderber. 2005.
¡Comunicate! Editorial Thompson.
[4] Jürgen Habermas. Teoría de la acción comunicativa.
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